Las prácticas no remuneradas

Las prácticas no remuneradas estos días están de moda porque se acaba de anunciar que este tipo de contratos va a empezar a cotizar.

Por fin cotizan

Sí, a partir del 1 de enero este tipo de contratos, oficialmente llamados «contrato formativo para la obtención de la práctica profesional adecuada al nivel de estudios» van a empezar a cotizar. La medida se aplica a todos aquellos y aquellas estudiantes universitarios y de formación profesional que hagan prácticas formativas o académicas externas, en la mayoría de los casos no remuneradas. Ya sean con sueldo o sin, o dentro de programas de formación o desempleo, las prácticas pasarán a formar parte de la bolsa de horas cotizadas en la vida laboral.

Los becarios tendrán que ser dados de alta como ‘trabajadores por cuenta ajena’ en el Régimen General de la Seguridad Social, con efecto retroactivo hasta un máximo de 5 años.  Esta opción se encuentra en proceso de desarrollo normativo a través de una Orden ministerial, en el marco del diálogo social.

Las empresas se van a quejar mucho de esto, ya lo veréis, pero la realidad es que estas cotizaciones van a estar bonificadas al 95% por el Estado. En el caso de estudiantes de Formación Profesional, el Ministerio de Educación asumirá el 5% restante. Vamos, que no van a pagar ni un euro. 

La realidad

Básicamente estas prácticas, que a nuestro juicio son un chollo para las empresas porque les permiten disponer de mano de obra gratuita a cambio de nada, ya que raramente se facilita una formación real a los y las estudiantes que acceden a estos programas. Un verdadero coladero de precariedad laboral fomentado por los centros educativos, a los que les viene fenomenal tener estas «colaboraciones» con las empresas a coste cero. Como normalmente son personas jóvenes y sedientas de adquirir experiencia laboral, pues ya tienen el combo perfecto para explotar al personal sin que protesten. 

En Zelenza son muy amigos de hacer este tipo de contratos y cada año aparece una veintena de chavales y chavalas por los distintos proyectos, que se sientan a trabajar como cualquiera y tienen de formación un par de manuales colgados en la intranet. Esto ya lo hemos puesto en conocimiento de la Inspección de Trabajo dos años seguidos, así que el segundo lo que hicieron fue contratarlos con otro CIF para tratar de esquivarnos. En fin, un verdadero despropósito que se aprovechen así empresas y centros educativos de nuestros jóvenes, y sobre todo que no se legisle para impedirlo ni se controle que estas prácticas cumplan con lo que deberían ser.