El súperpoder que nadie te ha contado que tienes
¿Y si te contáramos que tienes un súperpoder secreto del que nadie te ha hablado? No, no es clickbait. Bueno, igual un poco sí, pero lo que te vamos a contar te interesa. Y mucho.
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Yo lo que quiero es que me echen
Verás, nos llegan muchas consultas de personas que están hartas de la empresa. Que no aguantan más. Ya sea por falta de opciones de conciliación, por exceso de carga de trabajo, por el maltrato constante de sus supervisores, por negativas constantes e infundadas de vacaciones, por cambios repentinos de turnos de trabajo… en Zelenza pasan muchas cosas, sobre todo en las provincias en las que no estamos presentes y pueden ejercer la ley del terror a su antojo. Lo que tienen en común todas esas consultas es que siempre acaban con una misma idea: yo lo que quiero es que me echen.
Y nuestra respuesta siempre es la misma… entonces, ¿por qué sigues tragando? ¿Por qué aguantas los malos tratos de tus supervisores? ¿Por qué te resignas a ir en turno de tarde cuando tu siempre has tenido el turno de mañana? ¿Por qué te comes ese fin de semana que no te correspondía trabajar? En serio, ¿por qué? Y, sobre todo, ¿por qué presentas la baja voluntaria?
La sartén por el mango
La realidad es que cuando ya estás en disposición de irte, tienes la sartén por el mango. Piensa, ¿qué es lo peor que te puede pasar? ¿Que te despidan? ¡Pero si es precisamente lo que quieres! Y, la verdad, es una opción bastante más favorable que pedir una baja voluntaria porque el despido disciplinario genera derecho a paro y el finiquito que vas a cobrar es el mismo. Ah, y no, tu próxima empresa no va a tener forma de saber si te despidieron o te fuiste tú.
¡Haz lo que te dé la gana! ¿Que no te parece justo ir de tarde cuando tú tienes turno de mañana? Pues te presentas en la oficina por la mañana y listo. ¿Que necesitas teletrabajar y la empresa te lo rechaza sin justificarlo? Pues tú te conectas en remoto desde tu casa y que te digan algo. ¿Que te dicen que no te puedes coger ese día de vacaciones que pediste hace meses? Pues no vas a trabajar. ¿Y qué? ¿Qué van a hacer? ¿Despedirte? ¡Pero si vas a salir ganando! Cada día que aguantes es un día que cobras y cotizas.
Igual te llevas una sorpresa y, en lugar de echarte, lo que sucede es que nadie te dice nada y tú pasas a ser quien establezca los términos en los que se va a desarrollar la relación laboral a partir de ese momento. De verdad, cuando no tienes absolutamente nada que perder y la decisión de irte ya está tomada, ¡pierde el miedo! ¡Solo puedes salir ganando!