El bulo del absentismo
Empieza a resultar un poco cansado leer constantemente como la prensa patria habla del grave problema del absentismo en España. Suponemos que la patronal ha aflojado nuevamente la billetera y ha pagado esta campaña de desprestigio contra la clase trabajadora para tratar de convencer a los proletarios con ínfulas de que el trabajo les hará libres… pero nada más lejos de la realidad, ni hay un problema de absentismo, ni las empresas sufren por ello, ni todo es como lo cuenta el empresario llorón de turno.
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¿Qué es el absentismo?
Vamos a empezar por el principio, porque se tiende a asociar absentismo con el no ir a trabajar porque no te da la gana… y no. En los índices de absentismo entran conceptos como:
- Permisos por cuidado y nacimiento del menor (popularmente conocidos como permiso de maternidad/paternidad).
- Permisos retribuidos (matrimonio, mudanza, fallecimiento, hospitalización de familiar…)
- Incapacidad temporal (bajas médicas), ya sean por accidente laboral o por enfermedad común.
- Permiso de cuidado del lactante.
- Consultas médicas, tanto de cabecera como especialidades.
Es decir, los índices de absentismo en las empresas miden el tiempo que los empleados no están en su puesto de trabajo, por motivos no justificados o justificados. A la empresa le da exactamente igual si faltas porque no te apetece o si lo haces porque vas al entierro de tu abuelo, lo que le preocupa es que ese día que no vas dejas de producir y, por tanto, la empresa deja de ganar dinero a tu costa.
En la noticia que enlazamos, se hablan de una media de 5 días trimestrales por persona trabajadora. En esta cifra, habrá quien «toque» a 112 días porque haya tenido un hijo/a, quien toque a 15 porque haya contraido matrimonio o quien toque a 0. La media es, simplemente, absurda cuando se meten permisos retribuidos a la saca… porque, además, tampoco hay que olvidar que tanto el permiso por cuidado y nacimiento de menor, como el permiso por hospitalización o intervención quirúrgica de familiares se han visto incrementados en los últimos años. Es decir, se falta más días porque corresponden más días. ¡Claro que molesta a las empresas que tengamos más derechos! Si de ellas dependiera, trabajaríamos a cambio de latigazos.
¿Quién gana y quién pierde con esta narrativa?
La narrativa del “exceso de absentismo” beneficia a quienes quieren seguir exprimiendo al trabajador al máximo mientras recortan derechos, cuestionan las bajas médicas y sueñan con un sistema en el que la persona asalariada esté disponible las 24 horas como si fuera una máquina. Si alguien está enfermo, el problema no es que falte, sino que su puesto no esté correctamente cubierto o que la empresa dependa de una plantilla tan ajustada que una baja de dos días desestabiliza la producción.
¿Y sabes quién lo llama “problema estructural”? Precisamente quien no quiere hablar de otros problemas estructurales reales: sueldos bajos, ritmos de trabajo inhumanos, estrés laboral, falta de conciliación o precariedad crónica. Cabría preguntarse por qué cada vez hay más personas en situación de baja laboral por ansiedad o estrés. En el año 2023 las bajas laborales por salud mental marcaron un record histórico. La precariedad que cada vez enfrentan más personas en nuestro país conlleva este tipo de situaciones: quien ve como su nómina no le permite llegar a fin de mes y, además, tiene que estar haciendo malabares para conciliar su vida laboral y familiar no quiere perjudicar a la empresa, quiere sobrevivir.
El verdadero absentismo
Si realmente se quiere debatir sobre absentismo, tocará hablar de las horas que se trabajan sin cobrar, de las jornadas eternas que no se registran, del tiempo que te pasas contestando correos fuera del horario laboral, de las guardias mal pagadas, de los contratos por horas que te obligan a estar disponible todo el día por si te llaman. Ese es el absentismo del que nunca se habla: el del empresario ausente cuando toca cumplir con sus obligaciones laborales y sociales.
Así que no, el absentismo no es un problema. El problema es el relato que se construye sobre él para seguir criminalizando a la clase trabajadora, negando derechos y justificando reformas que solo benefician a los de siempre.
Y mientras tanto, algunas personas seguimos yendo a trabajar incluso enfermas, deprimidas o teniendo que hacer malabares para conciliar el cuidado de sus hijos/as o familiares a cargo … por miedo a que nos tachen de “absentistas” o, peor aún, al despido.
¿Quién paga estas ausencias?
Otro mantra que se repite hasta el hartazgo en los medios es que las empresas “cargan con el coste” del absentismo, como si estuvieran manteniendo a hordas de trabajadores ociosos. Pero, ¿quién paga realmente cuando alguien está de baja médica o se toma un permiso legalmente reconocido?
🧾 Baja médica (Incapacidad Temporal)
Durante una baja médica por enfermedad común o accidente no laboral:
Los primeros tres días: en muchos convenios, no se cobra nada o solo una parte, dependiendo del acuerdo. Es decir, lo paga el trabajador con su bolsillo.
Del día 4 al 15: lo paga la empresa (con cargo parcial o total a la Seguridad Social, según casos).
A partir del día 16: lo paga directamente la Seguridad Social.
Y si es un accidente laboral o enfermedad profesional, la prestación corre desde el primer día a cargo de la mutua colaboradora con la Seguridad Social. ¿Adivina quién la financia? Exacto: el sistema público que sostenemos con nuestras cotizaciones y nuestros impuestos.
🍼 Permisos de maternidad/paternidad, lactancia, cuidado de familiar, etc.
Todos estos permisos están reconocidos por ley y cubiertos por la Seguridad Social. No los paga la empresa, aunque en algunos casos tenga que organizar sustituciones o reestructurar turnos (es decir, hacer su trabajo como empleadora).
⚰️ Permisos retribuidos (matrimonio, fallecimiento, mudanza, etc.)
Sí, estos los paga la empresa… como parte del salario pactado en convenio colectivo. No son un regalo. Son un derecho laboral adquirido y asumido como parte del coste laboral cuando se firma un contrato. No hay trampa ni cartón.
Por tanto, cuando escuches que “el absentismo se dispara” o que “España está a la cabeza de Europa en ausencias laborales”, conviene pararse un segundo a analizar qué se está diciendo realmente. Porque no, la clase trabajadora no ha decidido colectivamente vaguear más. Lo que está pasando —y lo que se está ocultando bajo el término “absentismo”— es que las personas también se enferman, paren hijos, cuidan de sus mayores, tienen citas médicas o incluso, horror, se mueren sus familiares.