Las diferencias entre ser el emperador del Imperio galáctico y un soldado imperial

 

De la misma manera que Palpatine no es un soldado imperial, un trabajador asalariado no es el propietario de una empresa. El trabajador, ese soldado imperial de incógnito, tiene unas obligaciones y debe obedecer una serie de órdenes a diario. Y, como cualquier soldado imperial, si cae en combate se le reemplaza por otro. El empresario también tiene unas obligaciones (básicamente pagar y cumplir con los mínimos del Estatuto), pero es el primero en salvarse el culo cuando vienen mal dadas. Y si no, echa cuentas de cuántos soldados imperiales caen en la saga de Star Wars hasta que lo hace Palpatine, que el tío aguanta ahí como un jabato… 

 

Espera, ¿nos estás diciendo que no vamos a heredar el Imperio?

 

Lo que tratamos de decir es que tú no eres Palpatine y es mejor que asumas cuando antes que no eres más que un soldado imperial. Que puede que seas un soldado imperial molón, con el traje negro como Darth Vader, pero a estas alturas es evidente que Darth Vader era un pringado más a las órdenes de Palpatine. 

 

¿Pringado yo?

 

Ni estamos todos en el mismo barco ni remamos en la misma dirección. Unos pocos van al timón y el resto estamos en galeras, y si el banco se hunde adivina quienes van a ser los primeros en llegar al bote de salvamento. Te damos una pista: los primeros que murieron en el Titanic fueron los pasajeros de tercera clase. 

A los que remaban en galeras se los llamaba chusma… curioso.

 

¿Insinuamos que no te tiene que importar lo que le suceda a la empresa? Ni mucho menos. Si la empresa va a pique tú te vas a la calle y cobrar de FOGASA lleva un rato. A todos nos interesa que las cosas funcionen, pero las cosas no pueden funcionar ni a costa de nuestros derechos ni a costa de nuestro dinero. Una empresa no puede sobrevivir a base de horas extraordinarias no remuneradas o de que los trabajadores hagan la vista gorda cuando vulneran sus derechos fundamentales. Esa es la razón por la que las plantaciones de algodón del sur de Estados Unidos se fueron al garete cuando se abolió la esclavitud. 

 

Lo que queremos que entiendas es que ni eres el dueño de la empresa ni la vas a heredar. Las leyes laborales como el Estatuto de los Trabajadores no son un un invento marxista, de hecho el Estatuto de los Trabajadores se publicó por primera vez en el BOE en 1980, con Rafael Calvo Ortega de la UCD como ministro de trabajo. El estatuto se redactó con la idea de proteger a todos los trabajadores. Igual que hay una serie de reglas en el fútbol, hay reglas en las relaciones laborales. Si no te gustan, te puedes hacer autónomo. O echarle morro como Glovo y montarte una empresa con falsos autónomos. Lo que no puedes pretender es jugar al fútbol sin respetar las reglas. ¿O te parecería normal que llegara el Real Madrid y dijera que a partir de ahora va a jugar al fútbol con las manos? 

 

lo único que tienes que hacer es cumplir con tus obligaciones contractuales. Si lo haces así, la ley establece una serie de garantías para ti. Y el empresario tiene que hacer exactamente lo mismo. Y también tiene sus garantías, por ejemplo te puede despedir si no cumples con tu parte y no pagarte un duro. Pero, ¿y si te despide pese a que tú cumplas con tu parte porque, no sé, te has quedado embarazada y le va mal tenerte 4 meses de baja? Pues para eso existe el Estatuto de los Trabajadores, para garantizar que no existan abusos por ninguna de las dos partes. Y si esto te parece mal, háztelo mirar, de verdad.  Hemos conocido a varios herederos a lo largo de nuestra carrera y, en nuestra experiencia, suelen acabar demandando a la empresa cuando les despiden porque decir que los soldados imperiales tienen que dar su vida por el Imperio Galáctico es fácil, pero aplicarse el cuento ya no tanto. 

 

Otro artículo que no le ha gustado. Ya lo sentimos.

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