No, no vas a heredar la empresa

 

Igual te has llevado un disgusto. Lo siento, de verdad. No queríamos decepcionarte, lo prometemos. Pero es que es la realidad: no vas a heredar la empresa. De paso, te contamos también que el ratoncito Pérez no existe y los Reyes Magos son los padres. Será mejor que lo asumas cuanto antes. 

 

Sabemos que tú piensas que igual sí, que lo mismo si te esfuerzas a diario y dices que sí a todo, al final la empresa piensa en ti cuando toque repartir herencia… pero lo cierto es que no. Esta empresa es una cárnica, como muchas otras, y tú no pasas de ser otro trozo de carne. Uno de esos que gustan en empresas como esta, eso sí, de los que trabajan mucho y protestan poco. Posiblemente seas su trozo de carne preferido.

 

Oficinas de Comdata.

Pero claro, están los jefazos, esos que cierran a diario la oficina y te dicen cosas como que no te sientes lo suficientemente Comdata, los que parecen estar empadronados en su despacho porque nunca tienen prisa por irse a casa y protestan porque el registro de jornada es un invento del demonio para impedir que ellos estén donde en realidad quieren estar, que es en la oficina echando horas como si no hubiera un mañana. Porque hay que remar o, mejor, hacer que otros remen. Y tener muchas reuniones, pasarse el día con el teléfono pegado a la oreja y hacer cientos de presentaciones chulas, llenas de logotipos, con un montón de ideas que nunca funcionan porque, por alguna extraña razón, un barco que solo tiene capitanes y ningún marinero está condenado a hundirse

 

¿Te contamos un secreto? Ellos tampoco van a heredar la empresa. Pero no les digas nada, ¿vale? Deja que los pobres tengan ilusión, no seas aguafiestas. Luego se irán, o los echarán, como a tantos otros les ha pasado antes… ¿pero, y lo que han disfrutado mientras? Ahí, en la sexta planta, tirando el Estatuto de los Trabajadores al suelo y saltando encima durante esos dos minutos diarios de odio que estamos convencidos que tienen. A ver si no de qué tanta neolengua. 

 

El heredero de la empresa al leer este artículo.

No, tú no vas a heredar la empresa. Tampoco la va a heredar el sheriff de turno, el coordinador o el responsable del departamento. Qué va. Si hereda alguien, ya te aseguro que va a tener apellido italiano. Y eso si no acaba en concurso de acreedores o lo que quiera que se haga en Italia. Que igual todo esto acaba como Al Pacino en Scarface, en el fondo de una fuente donde dice «El mundo es tuyo». 

 

Sabemos que los hay que se esfuerzan mucho. Que te dicen cosas como que ellos también están hasta arriba de trabajo, pero que por la tarde se meten en la BTO y se estudian los manuales de Telefónica porque quieren ser mejores. Son como Jack Nicholson en «Mejor, imposible»: Comdata hace que quieran ser mejores personas. Y es bonito, de verdad. Lo que pasa es que estas cosas tan bonitas no llenan el estómago, ni pagan la hipoteca. Tú vas al banco y le dices que le vas a pagar la letra con amor y te miran como si estuvieras loco, más o menos con la misma cara que nos ponen los jefazos de Comdata cuando les decimos que hay una cosa llamada Estatuto de los Trabajadores donde dice que la mitad de las cosas que ellos creen que son normales, son ilegales. 

 

Tú mirando a Comdata con amor y devoción

Así que, como no vas a heredar la empresa, nuestro consejo es que hagas lo que te pagan por hacer durante las horas exactas de tu jornada laboral. Cada minuto que regales a la empresa no va a estar ni agradecido ni pagado. Los favores se van a convertir en exigencias. Y ese derecho al que renuncias por el bien del funcionamiento del centro, ya no va a volver jamás

 

 

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