Huelga 26F, ¿qué tienes que perder?

 

Estás harto. O harta. Te has cansado de ir todos los días a la oficina sin motivación alguna. Te gusta tu trabajo, te gustan tus compañeros y te gusta el ambiente que hay en el centro de trabajo… pero la carga de trabajo es inasumible. Cada vez sois menos en el centro. La gente se va y no entra nadie nuevo y, cuando entran, llegan sin formar, con contratos precarios y ganas de saltar del barco ante la primera entrevista de trabajo que salga bien. 

 

Tus compañeros y tú os sentís abandonados a vuestra suerte. Por más que protestáis por la falta de personal, por esos procedimientos absurdos que solo os hacen perder tiempo y por la falta de formación, no encontráis a nadie que os escuche. A nadie parece importarle vuestra opinión y solo veis cómo se toman decisiones absurdas, que afectan a vuestro trabajo diario y que parecen proceder de alguien que desconoce por completo el servicio.

 

 

Y a eso se suma el hecho de que empiezas a hartarte de los turnos que se modifican cada semana. De tener que cambiar constantemente tus planes porque, de repente, ya no libras ese fin de semana o te han puesto a trabajar once días seguidos de noche. Notas como el cansancio empieza a ser cada vez mayor. Y, si te quejas, ni siquiera recibes una respuesta.

 

 

Aunque lo peor son las disponibilidades, claro. Esas semanas en las que no sabes  qué pasará con tu vida, en las que no puedes hacer ningún plan y tienes que estar pendiente de un teléfono porque, quién sabe, quizás te llamen en cualquier momento. ¿Y todo por cuánto? ¿80€ más al mes? A veces sientes que no merece la pena, que te equivocaste al firmar el contrato… 

 

 

Ni hablamos de lo que sucede cuando necesitas algo de la empresa. Quedarte con tu hijo, que se ha puesto enfermo. Cambiar de turno porque quieres estudiar para un examen. Quedarte en casa porque tienes fiebre. O algo tan simple como unas vacaciones. Entonces te encuentras con una negativa o, lo que es peor, con la callada por respuesta. Nadie responde, a nadie parece importarle lo que te sucede. 

 

 

Sientes que eres un número de empleado más. Un cero a la izquierda. Alguien a quien exprimir hasta que no de más de sí. Te sientes vilipendiado por una empresa que no te respeta, que te ignora, que te humilla constantemente. Ves a los jefazos pasar por la oficina sin saludar a nadie, entrar en la sala para vigilar que estáis todos y poner mala cara si, por casualidad, te estás riendo por algo que ha dicho un compañero. Porque sí, les molesta ese buen rollo, les molestan las bromas y las risas… les lleva a pensar que no te están explotando los suficiente. 

 

 

Estás tan harto que te has empezado a plantear el marcharte. Echas cvs, haces entrevistas. Te arriesgarías a perder tu antigüedad, el buen rollo que tienes con tus compañeros, un trabajo que incluso te gusta y para el que sientes que vale… todo por no aguantar más estar en esta empresa de jefazos mediocres e incompetentes que no solo no saben motivar a sus empleados, si no que parecen expertos en desmotivación. 

 

Si te has reconocido en estas líneas, esta pregunta es para ti: ¿qué tienes que perder?

 

No, en serio, ¿qué tienes que perder? Ya te lo han quitado todo. Estás dispuesto a marcharte a la mínima oportunidad. ¿Qué tienes que perder? ¿Un día de salario? ¿De verdad? Sí, sabemos que nuestros sueldos son precarios… y lo seguirán siendo. No solo en Comdata, lo serán en todo el sector y nunca pasarás de esas cantidades porque las tablas salariales de los convenios seguirán siendo ridículas, porque se seguirá permitiendo que se absorba la antigüedad, que las disponibilidades sean una tarifa plana para esclavizarte… porque, si no haces nada, todo seguirá como está. Nosotros estamos dispuestos a luchar, nosotros vamos a por todas. Queremos cambiar las cosas, queremos poder quedarnos en ese puesto de trabajo que nos gusta, rodeados de esos compañeros con los que nos llevamos bien y queremos poder hacerlo en condiciones dignas. Queremos que se priorice nuestra salud, que se acabe el presentismo en la oficina, que se nos permita conciliar nuestra vida personal y laboral, que se nos trate como lo que somos: los que verdaderamente generan beneficios a la empresa.

 

 

Porque esta es la realidad: los jefazos no generan ganancias. Las ganancias las generas tú, con tu trabajo. Por eso es por lo que paga el cliente, no porque un sheriff se esté paseando por la oficina vigilando que nadie se revolucione demasiado. Nosotros somos la fuerza de esta empresa. Y, si no nos creéis, el día 26 de febrero tendréis una prueba. Sin nosotros no hay Comdata. Somos más que ellos. Haz de tu hartazgo una lucha. El 26F grita junto a nosotros, haz huelga. Estamos juntos, somos más y venceremos

 

 

**Los memes han sido realizados por trabajadores de la empresa. Si quieres crear el tuyo, envíalo y lo publicaremos en próximos artículos 😉 

 

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